Cuando supimos que estaba embarazada, mi pareja y yo decidimos adelantar nuestro casamiento para acceder a la cobertura de su obra social.
Mientras se hacían los papeles comencé a atenderme en un hospital público, en San Francisco Solano, con una obstetra maravillosa, quien siguió paso a paso todo mi embarazo hasta poco antes del parto dado que se iba de vacaciones.
Apenas tuve cobertura con la obra social, comencé a atenderme en la Clínica del Niño y la Familia de Quilmes ya que era el lugar donde podía acceder a la prestación.
Estaba en ese momento embarazada casi 4 meses…
La obstetra que me atendió me dijo que ella me iba a atender durante el embarazo, pero en un consultorio externo que estaba a 15 cuadras de ahí –inocentemente como cualquier mamá primeriza pensé que eso era normal– continuó diciendo que iba a ser más cómodo ya que los turnos no se daban con tanta distancia unos de otros.
Acepté y pregunté qué iba a pasar al momento del parto, y ella me respondió que no me tenía que preocupar porque para esa fecha ella tenía pensado realizarme 2 o 3 consultas en la Clínica, y si eso no sucedía sugirió que fuera directamente a la guardia…además, dijo que, si yo quería que ella me asistiera el parto, el arancel era de $5000 y se comprometía a estar el día y a la hora que yo la llamara.
No dije nada en ese momento porque faltaban varios meses.
Mi embarazo transcurrió sin problemas. Tenía fecha posible de parto para el 8 de diciembre de 2014.
Tras los últimos controles (yo me controlaba con las 2 obstetras, con aquella que había comenzado a ir cuando me entere del embarazo y con esta otra que me atendía en su consultorio) ésta última obstetra me dijo que íbamos a hacer un monitoreo fetal para saber la fecha porque los embarazos no tienen una fecha exacta de nacimiento, pero que dicho estudio permitía programar una cesárea, y siguió diciendo que en caso de tener un parto natural ella me cobraría $5000. No acepté, le respondí que mi hijo iba a nacer cuando él quisiera, y que en ese momento nos íbamos a dirigir a la clínica, y que era la clínica quien debía hacerse cargo porque yo tenía cobertura.
Esto había sucedido en octubre, y la próxima fecha de consulta fue pactada para el día 11 de noviembre en la Clínica del Niño y la Familia de Quilmes. Ese día ella iba a realizar el control del embarazo y el monitoreo fetal en el mismo lugar, y a partir de entonces los controles iban a ser más seguidos a fin de actualizar mi historia clínica, etc.
Yo era reacia a esto del “presentimiento de madre” … pero ese 11 de noviembre… intuí que algo no iba a estar bien.
Ese día les pedí a todos que me acompañaran, solo me acompañó mi marido ya que los demás tenían cosas que hacer.
Al momento del monitoreo la médica nos atendió sonriente, pero noté que estaba rara, no era la misma persona que me había atendido otras veces, estaba de mal humor… pensé “bueno tiene un mal día” …
Tras el monitoreo fetal me hizo tacto, me miró y me dijo que estaba todo bien.
Salimos de ahí, nos pidió que aguardáramos en la sala de espera que al cabo de unos minutos nos iba a entregar los resultados, repitiendo que estaba todo ok.
Una vez afuera, mi marido me miró y me dijo que la panza estaba un poquito más chata.
Había un espejo delante mío, cuando me miré, noté lo mismo, se me había achicado la panza.
Nos asustamos, me preguntó si estaba bien, yo respondí que sí, además no tenía pérdidas ni sangrado…
Me puse muy nerviosa y decidí llamar a mi mamá… cuando llegó me miró asustada y me dijo “¿Soledad dónde está la panza? ¿dónde está la panza? ¿qué te pasó, que te hicieron?”
Entre mis nervios y el asombro de mi mamá apareció esta médica con los resultados diciendo que tenía 2 cm de dilatación y que era probable que el bebé naciera esa noche o al otro día… que me fuera a mi casa…
Le respondí que no me iba a ningún lado, que la panza se me había achicado, que algo pasaba que me internara para que el bebé naciera porque algo no estaba bien…
Insistí para que me internara y acelerara el parto porque algo estaba pasando… yo ya no sentía sus movimientos… comenzamos a discutir y ella dijo que no me iba a internar porque estaba todo bien… entonces le dije: me internas y apuras el parto, o me firmas una orden haciéndote responsable de que esta todo bien, porque no estoy por esperar a llegar a la clínica con el bebé muerto dentro mío, corriendo riesgo de vida por una negligencia tuya…
Dijo que tenía tres cesáreas, que al finalizarlas nos iba a atender…y se fue…
Me dejó sentada en una silla de la sala de espera… no vino nadie, ni un médico, ni un enfermero… nadie… esperamos, esperamos…pasaron horas.
Mi mamá me preguntaba si tenía ganas de ir al baño, si me sentía mal… y yo en lo único que pensaba era en que mi bebé naciera.
Ella me veía muy nerviosa, me pidió que fuera al baño para ver si tenía un sangrado o alguna perdida… fui, pero no tenía nada de nada… entonces comenzó a moverse ella.
Buscando a la médica encontró a una enfermera a la que le pidió que buscara a la obstetra, y que alguien se acercara a verme porque mi panza cada vez se achicaba más.
Cuando la enfermera se acercó, me pregunto de cuantos meses estaba, le dije 8… y respondió “pero no tenés panza de 8 meses…” estalle, le dije que esa era la razón por la que estábamos esperando que alguno de ellos me atendiera, y no lo estaban haciendo, me estaban ignorando, estaban ignorando lo que me estaba pasando…la enfermera trató de tranquilizarme… me pidió que me sentara, instantes después un enfermero me busco con una silla de ruedas porque me iban a hacer un eco doppler.
Ingresé, y el ecógrafo me miró y preguntó de cuántos meses estaba, volví a responder “de 8 meses” … y dijo “Ay no mamá, estás perdida en fecha, esa panza no es de 8 meses es de 4 o 5 meses” … le respondí: “vos sos el embarazado o yo? discúlpame que que me la agarre con vos, pero sos el primero que me atiende desde que la obstetra me hizo el monitoreo fetal y tacto a las 10:00 de la mañana y son casi las 3 de la tarde y todavía no tengo respuesta”.
No dijo nada, me hizo los estudios, y dijo que el bebé estaba bien – a pesar de que yo no lo sentía moverse -.
Aseguró que estaba en perfectas condiciones pero que había poco líquido, que iba a acelerar todo para que mi hijo naciera ya que al haber poco líquido iba derecho a un parto seco.
Lo que había sucedido es que durante el monitoreo que me había realizado la obstetra, al hacer tacto rompió la bolsa… ella sabía que el parto era inminente, sin embargo, me había querido enviar a casa… para lavarse las manos.
Apenas salí de ahí, me esperaba la enfermera con la llave de la habitación, y la orden de internación, explicando que me iba a colocar un goteo para inducir el parto.
Fue automático, de repente se empezaron a mover, me controlaron y dijeron que como tenía presión alta necesitaba una cesárea de urgencia…yo les decía que no me sentía mal, insistieron con la presión alta y me llevaron al quirófano.
La doctora no apareció hasta que la anestesia hizo efecto… si bien no sentí dolor, sentí todo el manoseo… me sacudían para un lado y para el otro, se notaba la desesperación por sacar al bebé…
Ciro nació a las 16:30. Lo miré y estaba negro, morado, era una uva.
Les dije que eso no estaba bien, y me dijeron que me quedara tranquila que todo estaba bien, que era normal, lo secaron, lo apoyaron un ratito sobre mi… y enseguida me dijeron que se lo llevaban para hacerle los controles… fue un segundo, pero lo vi, y sentía que tenía como un llanto ahogado… mientras tanto cerraron el corte que me hicieron en la panza, que merece un capítulo aparte porque mi cicatriz de cesárea no se asemeja para nada a la de una cesárea normal… es un espanto.
Previo a trasladarme a la habitación me dejaron a un costado, en un pasillo… yo necesitaba saber cómo estaba mi hijo, solo me respondían con evasivas, que en unos momentos los iban a llevar a la habitación y que se iban a encargar de avisarle todo al papá… pero mi marido no estaba. Como no estábamos preparados para el parto, se había ido hasta nuestra casa a hacer nuestros bolsos… estábamos solas mi mamá y yo.
Cuando por fin me llevaron a la habitación, me entero de que no habían llevado a Ciro, mi mamá estaba sola, e inmediatamente llamó a mi marido.
Cuando llegó a la habitación – corriendo – me preguntó qué había pasado, porque lo habían llamado para que fuera a Neo, porque Ciro no estaba bien, debía quedarse ahí por unos días…
Como él debía ir a la administración a completar los papeles de la internación (para eso si fueron rápidos) le pedí a mi mamá que fuera a Neo
En Neo no le brindaron ningún tipo de información sobre Ciro porque yo era mayor de edad… no les importó saber que yo estaba intranquila por todo lo ocurrido… no iban a dar información a nadie, solamente a los padres.
Cuando mi marido pudo ir a Neo, le saco una foto a nuestro Ciro… lamentablemente perdí esa foto, el único documento que evidenciaba cómo estaba nuestro hijo…
Ciro estaba blanco como un papel y largaba espuma blanca por la boca, impresionaba, tenía tubos conectados por todos lados y un aro de oxígeno en la cabeza…”se había ahogado y había tragado mucho líquido” … así estuvo 3 días.
Quise ir a verlo, pedí una silla de ruedas, pero me la negaron…
Al día siguiente a las 8 de la mañana, no sé cómo, pero fui caminando… mi habitación estaba en un segundo piso y Neo en el subsuelo… apenas me pare me descompuse, pero la angustia que sentía era tan grande que ni el dolor me freno.
Al llegar a Neo, ni bien abrieron la puerta, lo vi… no puedo explicar lo que es el instinto de madre, pero sin ver la etiqueta le dije a mi mamá “allá está mi hijo”.
Cuando quisimos ingresar, solo pude hacerlo yo, a mi mamá no se lo permitieron.
A la angustia que sentía se le sumó la impotencia… vi a mi hijo, tan pequeñito, lleno de cables, con sus piernitas todas pinchadas, es difícil explicar cómo estaba… a Ciro lo ayudó mucho su peso… ya que, aunque ochomesino, peso 3.550 kg cuando nació.
La obstetra apareció nuevamente dos días después del parto, con el alta en la mano… nunca había ido a verme.
Cuando le pregunte ¿porque no había ido antes? ¿porque mi hijo estaba en ese estado?, la responsabilice por eso, me respondió “ese no es problema mío… lo que sucedió fue un problema en tu embarazo, y no una falta mía”.
Hubo un cruce de palabras donde deje claro que sin mi hijo no me iba, y accedió a dejarme un día más…
Sabíamos que Ciro no se alimentaba, no me podía ir, necesitaba saber que estaba empezando a comer.
Al día siguiente, el gordo comenzó a comer…y mi marido y yo nos fuimos a casa.
Al otro día, cuando volvimos, nos dijeron que había mejorado, le habían sacado algunos aparatos…y le dieron el alta.
Pensamos que la pesadilla había terminado, que era momento de comenzar a disfrutarlo…
Más irregularidades, le habían dado el alta sin vacunarlo por lo que fui al hospital donde me había comenzado a atender al comienzo del embarazo… me retaron, me dijeron que no debería haber permitido que me dieran el alta sin la BCG…yo no sabía.
Los meses pasaron, y cuando Ciro cumplió 5 meses sus testículos comenzaron a llenarse de líquido y le diagnosticaron Hidrocele… y una Hernia Umbilical.
La hernia se le produjo debido al forcejeo que tuvo al nacer… como su pediatra estaba en la clínica donde nació, no me quería dar mucha información… y a sus ocho meses tuvo una cirugía para corregir ambas cosas.
Ciro siguió creciendo… pero comenzamos a notar que todo le costaba mucho…pararse, sentarse, caminar…cuando le fue costando el habla comenzamos con estimulación temprana.
Al cumplir 3 años la doctora que lo atendía me dijo que era posible que Ciro tuviera TEA – Trastorno del Espectro Autista – pero para diagnosticarlo necesitaba más estudios… aunque nunca nos solicitó interconsultas con una fonoaudióloga, por ejemplo.
TEA era una palabra que sinceramente no conocía… ese día cuando llegué a casa y se lo dije a mi marido comenzamos a buscar en internet… leer los síntomas, el aleteo con las manos, la dificultad de socializar cuando había mucha gente… nos fue reflejando de alguna manera la personalidad de Ciro.
Busque otra pediatra, y fue esta doctora la que me dijo que lo llevara a una psicopedagoga, a una fonoaudióloga, porque Ciro necesitaba un tratamiento.
A Ciro todavía se le dificulta controlar sus esfínteres, nos costó mucho que lo aceptaran en el jardín, se le dificultaba el habla…
Finalmente, Ciro fue diagnosticado con TEA. Su estado se vio agravado debido a tantas horas sin oxígeno en la panza mientras me tuvieron esperando – más de 6 horas – hasta decidir llevarme a cesárea.
Estas secuelas lo van a acompañar toda su vida, y a mí me preocupa porque no sé cuántos años voy a vivir para poder ayudar a mi hijo…, no sé qué futuro le espera.
Costó mucho dejarlo en el jardín, no fue fácil para él adaptarse… llegábamos y el empezaba a llorar dentro del jardín y yo afuera.
Hoy Ciro cambio mucho gracias a sus docentes, a la psicopedagoga, a la terapia, sin embargo, necesita de una maestra integradora y un acompañante terapéutico que me está costando horrores conseguir.
Por todo lo sucedido denuncie a la clínica y a la doctora.
Recorrí muchísimos lugares para conseguir los papeles para iniciar juicio civil y penal a la clínica… Cuando accedí a las historias clínicas, en la mía no aparece que tuve el monitoreo fetal o que me hicieron tacto y rompieron la bolsa, si enfatiza que llegue al lugar con pérdidas y contracciones, y un embarazo de 38 semanas, cuando mi fecha de parto era el 9 de diciembre.
En la historia clínica de Ciro, dice que el bebé nació en perfectas condiciones, sin sufrimiento fetal, no dice nada respecto a que nació ahogado, con falta de oxígeno, que estuvo 4 días en Neo, con aro de oxígeno, que no se alimentó por 3 días.
También figura en su historia clínica lo que agregó el pediatra que lo atendió durante sus primeros años… según él, Ciro presentó problemas de desarrollo a temprana edad, es decir sabían que tenía un problema de desarrollo y nunca nos dijeron nada, y creo que de haber sabido esto antes, posiblemente Ciro hubiese tenido otras oportunidades.
El autismo solo es una condición, Ciro puede hacer todo lo que hace un nene “normal”, pero le cuesta un poquito más… a él todo le va a costar un poquito más, pero tiene un corazón enorme… es un ser de puro amor…
Ciro te espera con un beso y un abrazo todos los días, le cuesta hablar, pero se expresa a través de la mirada… con una mirada te dice todo, te amo, te quiero… Le cuesta, pero trata de expresarse de cualquier manera, y el cariño que nos regala es inexplicable.,
Lamentablemente en Argentina no tenemos verdadera inclusión, acá los nenes discapacitados, las personas discapacitadas, se tienen que adaptar a la sociedad y no la sociedad a los ellos…
En Argentina, si pasas por un lugar donde hay una rampa para discapacitados ves un auto estacionado, y vos sabes que esa persona solo puede bajar por esas rampas…lamentablemente somos una sociedad carente de empatía por el otro.
Soledad, mamá de Ciro.
Soledad quiere agradecer a Mariana Franco, de la Fundación Nuestros Hijos, Nuestras Fuerzas por todo el apoyo recibido, por todas las puertas abiertas, por todas las dudas, por todo el tiempo dedicado sin importar la hora.
“Todos los avances que Ciro tiene hoy, los tiene gracias a ella, Mariana es un gran apoyo para nosotros, pero sobre todo, para Ciro.”