Hace algunos años comencé a sentir un fuerte dolor al caminar.
Los dedos gordos de mis pies, se “deslizaban” por debajo de mis dedos segundos y ese continuo deslizamiento me causaba callosidades.
El dolor era imposible de soportar, y a su vez era muy difícil encontrar un buen calzado para caminar.
Alguien me sugirió que visitara al Dr. Cococcioni, medico especializado en este tema.
Conseguí un turno y fui a que me revisara. Tras revisarme y de ver el estado de mis pies, sugirió una cirugía… ya que iba a ser lo mejor.
Después de la cirugía noté que mis dedos no tenían al largo de antes… creí que se debía a la cirugía… que iba a estar todo bien con el tiempo.
La sorpresa fue que los huesos nunca soldaron y quedaron un centímetro y medio más cortos que los demás dedos.
Todavía hoy estoy completamente arrepentida, porque los huesos siguen sin soldar, y no tengo estabilidad, ya que es como no tener ambos dedos gordos.
Clelia Talmón – Bahia Blanca