Libby era una chica norteamericana de 18 años, cursaba su primer año de universidad en Bennington College en Vermont, con una historia de depresiones y un consumo habitual de cocaína. Fué admitida en el New York Hospital por médicos de la sala de residencia el 4 de Marzo de 1984.
Zion fue asignada a dos residentes, Luise Weinstein y Gregg Stone, con el objetivo de controlar los “extraños movimientos espasmódicos” que había estado exhibiendo desde que ingesó al Hospital. Consideraron que su condición se debía a una reacción exagerada de un enfermedad común. Y luego de consultarlo con su médico de cabecera el Dr. Raymond Sherman, le prescribieron un analgésico y un sedante, (Demerol y Haldol). Se decidió también amarrarla a su cama, para prevenir que se lastimara.
A su vez, Weinstein y Stone eran los encargados de evaluar el tratamiento una docena de pacientes más. Después de evaluar a Libby, se fueron. Weinstein fue a cubrir a otros pacientes, y Stone se fue a dormir en una habitación de guardia en un edificio adyacente.
Libby no mejoró y su estado de agitación era cada vez peor.
Luego de ser contactado por enfermeras por teléfono, Weinstein ordenó que se impusieran restricciones médicas a Zion, prescribió también haloperidol para controlar la agitación.
Finalmente pudo conciliar el sueño, pero a las 6.30 de la mañana su temperatura corporal era de 42 grados. Weinstein fúe contactado nuevamente por teléfono e indicó que se tomaran medidas para bajarle la temperatura inmediatamente.
Sin embargo, antes que se pudieran implementar sus órdenes, Libby tuvo un paro cardíaco y falleció.
La lucha de Sidney Zion contra el estado de Nueva York
Sidney Zion comenzó a trabajar como abogado en asuntos criminales en su estado natal y en los años 60 fue nombrado Fiscal Federal de Nueva Jersey. En este tiempo comenzó a escribir artículos para el periódico The New York Post y fue nombrado corresponsal para asuntos legales del New York Times.
Pero su vida se transformó cuando en la noche del 4 de marzo de 1984, su hija Libby falleció súbitamente luego de 8 horas de haber ingresado al hospital.
Sidney demandó al hospital, argumentando que su hija había muerto como resultado de negligencia médica. Los fármacos administrados por el hospital la ponían en peligro en conjunción con los antidepresivos que ingería previamente. Además, debido a su agitación, se debió sospechar desde un principio el posible consumo de drogas, (hecho que se confirmó en la autopsia posteriormente).
Al preguntarse por qué ésto no fue investigado detenidamente, Sidney llegó a la conclusión que había sido resultado de la combinación de largas horas de trabajo que los médicos en cuestión habían experimentado, en combinación con la deficiente supervisión de internos por médicos expertos.
Zion comenzó a hacer averiguaciones detectivescas de tiempo completo. Sus investigaciones lo llevaron a descubrir, que en los Estados Unidos, el promedio de horas de guardia de los recién graduados era de 100 a 120 a la semana y hasta 36 seguidas por guardia. A partir de ese momento, hizo de su vida una cruzada personal para modificar el tiempo de guardias, así como la calidad de supervisión médica en los hospitales durante la noche y días festivos.
En mayo de 1986, el fiscal de distrito de Manhattan , Robert Morgenthau, acordó que un gran jurado considerara los cargos de asesinato, una decisión inusual para un caso de negligencia médica . Aunque el jurado se negó a acusar de asesinato, en 1987 el interno y el residente fueron acusados de 38 cargos de negligencia grave y / o incompetencia grave. El gran jurado consideró que una serie de errores contribuyeron a la muerte de Zion, incluida la prescripción inadecuada de drogas y la falta de realización de pruebas de diagnóstico adecuadas.
“Le dieron una droga que estaba destinada a matarla, luego la ignoraron excepto para atarla como a un perro”, agregó Sidney.
La sentencia de la corte ocurrió en 1995, culpándose al Interno y a los otros 2 médicos, así como al jefe de piso (considerado responsable de todo lo que acontece en su ala) de contribuir con la muerte de la paciente, que resultó por “habérsele dado una medicina que teóricamente podía producir la muerte en personas tomando antidepresivos”.
Consecuencias del caso Libby Zion
Después de la acusación del gran jurado a los dos residentes, el comisionado de Salud del estado de Nueva York David Axelrod decidió abordar los problemas sistémicos en las residencias médicas.
Se valuó la capacitación y supervisión de los médicos en el estado, y desarrolló una serie de recomendaciones que abordaron a varios pacientes problemas de atención, incluido el uso de restricciones, los sistemas de medicamentos y las horas de trabajo de los residentes.
“En 1989, el estado de Nueva York adoptó las recomendaciones de la Comisión Bell de que los residentes no podían trabajar más de 80 horas a la semana o más de 24 horas consecutivas” y que los médicos asistentes “debían estar físicamente presentes en el hospital en todo momento”.
Las auditorías de seguimiento periódicas han llevado al Departamento de Salud del Estado de Nueva York a tomar medidas enérgicas contra los hospitales que violan. Desde entonces se han adoptado límites similares en muchos otros estados.
En julio de 2003, el Consejo de Acreditación para Educación Médica de Graduados (ACGME) adoptó regulaciones similares para todas las instituciones acreditadas de capacitación médica en los Estados Unidos.
Repercusiones en la Argentina en la actualidad
Explotación, maltrato, pocas horas de sueño y escaso tiempo para alimentarse. Estas son características habituales entre el personal médico en la República Argentina.
A más de 40 años del caso que revolucionó la medicina, las instituciones de salud en nuestro país hace caso omiso a las recomendaciones del resto del mundo.
Para observar el estado actual de nuestro sistema de salud les recomiendo el siguiente artículo que fué publicado previamente en Malapraxisweb.com en Abril del 2018.