Durante los últimos meses del embrazo de mi hija Evelin, comencé a tener problemas de presión. Me estaba atendiendo en una clínica, decidí ir a una ginecóloga particular.
En ese momento mi esposo trabajaba de noche – en una cristalería- y teníamos obra social.
Me atendió una una doctora, quien dijo que, si volvía a tener un episodio de pico de presión, antes de tomar los medicamentos, fuera de inmediato a la guardia de la clínica.
Una noche comencé a tener una hemorragia, como teníamos una buena obra social, podíamos ir tanto al hospital como a la clínica privada…, creímos que nos iban a atender mejor y decidimos ir a la clínica privada.
Era madurgada del 27 de mayo de 1993, llovía y hacia muchísimo frío.
Mi esposo pidió una silla de ruedas y se la negaron. Empecé a bajar del auto como pude… había sólo una enfermera y un médico de guardia… que supongo era residente porque era muy jovencito.
Cuando vieron que realmente yo no podía caminar, accedieron a darnos una silla de ruedas.
El médico me atendió, me reviso, y le pidió a la enfermera que me acompañara al piso de arriba.
No había ginecólogos, había una sala con incubadoras, estaba cerrada y sucia, ya que no estaba habilitada.
Me llevaron luego a una habitación común, donde la puerta del baño no cerraba… la ventana, que daba para la calle, estaba abierta y eso hacía que hubiera una corriente de aire muy fría.
Supimos en ese momento que el médico que estaba de guardia no me podía atender – era un medico clínico… si bien estaba de guardia imagino que su función era otra… porque ni siquiera fue capaz de quedarse conmigo hasta que llegara otro médico – ante tal situación la enfermera comenzó a llamar al obstetra desesperadamente, quien teóricamente debía haber estado de guardia en la clínica, pero se encontraba haciendo guardia en otro establecimiento.
Mientras tanto yo sentía que me iba de a ratos, como que mi mente quedaba en blanco y después reaccionaba de nuevo… era la presión.
Le dije a mi marido que no aguantaba más, que por favor buscara a la enfermera para que ella me ayudara… mientras mi esposo salió a buscar a la enfermera se me produjo un parto explosivo ( es el nacimiento que se produce a tal velocidad o en una situación tal que no se pueden hacer los preparativos habituales.).
La nena nació, se golpeó contra la cama… justo en ese momento entró corriendo la enfermera diciendo: “que hiciste gorda? Si podías haber aguantado más!”
Yo temblaba, no podía hablar.
Detrás de ella entró el médico, que cuando vio todo dijo: “gorda, pero un ratito hubieras esperado…”
Envolvieron a la bebé con el cubrecama de la cama de al lado, que no era más que una tela fina para cubrir las camas del hospital, mientras a mí me subieron a una camilla y me llevaron a la sala de partos…
La sala de partos estaba estaba cerrada y fría.. para generar calor salpicaron el piso con alcohol y lo prendieron fuego. Mientras tanto encendieron una estufa eléctrica y dejaron a la nena abajo… primero me atendieron a mi por la hemorragia… luego la limpiaron a ella, a medias… y me la entregaron.
Cuando reaccioné, después del parto, vi que la bebe lloraba… pero de un lado lloraba, se le cerraba el ojito… y del otro lado, el ojito le quedaba abierto y no tenía movilidad…
Con el tiempo supimos que ese choque térmico le había lesionado el nervio facial derecho (más tarde supimos que eso se conoce como injuria por frio) …
Injuria por frio es la hipotermia que sufre el recién nacido cuando tiene situaciones violentas de cambios climáticos.
El ojito derecho, nunca más lo pudo cerrar. Pero eso no fue todo el problema de Evelin…
Pedí que trajeran un neonatólogo porque hasta ese momento sólo estaba el obstetra. Jamás lo trajeron.
Todo esto transcurrió el jueves… recién el sábado se presentó el “neonatólogo” (que no era tal).
Vino porque yo insistí tanto, que no me iba de alta hasta que controlaran a la nena.
Cuando la reviso me dijo que yo estaba loca. Que teniendo 4 hijos tenia que darme cuenta que la nena estaba en perfectas condiciones de salud.
Nos dieron de alta ese mismo sábado. Aunque nunca me llenaron la libreta de salud, ni la vacunaron. Eso lo hizo después un neonatólogo de otra clínica a la que ellos me enviaron.
El día lunes, Evelin tenía cuatro días, fuimos a la pediatra de cabecera que atendía a mis otros hijos.
Cuando la vio, se puso loca – por decirlo de alguna forma- por la pésima atención hacia la bebe, que tendrían que haber derivado inmediatamente a una unidad de neonatología.
Me dijo que lo que tenía la beba era una parálisis facial y que debíamos llevarla urgente al neurólogo.
Empecé a solicitar turnos, no los conseguía… por ningún lado… y así, con dolores del postparto, comencé a averiguar por asistencia legal.
Decidimos con mi esposo, mandar una carta documento a la obra social a través de un estudio jurídico, que se hicieran cargo de todo. En la carta se les advirtió que sino cubrían los tratamientos se comenzaría un juicio… desde ese momento empezó el trajín que duro 3 años de ir y venir al médico…psicólogos, psiquiatras, cardiólogos, neurólogos, etc…
Yo estaba decidida a salir adelante con mi hija, no pensaba en nada mas… y en ese momento la pediatra nos dijo algo que yo en esa ocasión no entendí (mi mamá que me acompañaba, si lo hizo).
Ella dijo: “… esto no es nada bueno, sin embargo, no significa que le pueda pasar algo malo a la nena…lo único que te puedo aconsejar es que la disfrutes todo el tiempo que puedas…” y me dio una orden para que a Evelin le hagan una tomografía computada.
El resultado de la tomografía arrojo hematomas en el cerebelo.
Luego la pediatra nos explicó que el cerebelo es quien maneja todo lo involuntario… nadie podría prevenir cómo iba a reaccionaría en este caso.
Mientras tanto, la obra social nos había autorizado llevarla al neurólogo de niños. Le hicieron todo tipo de estudios… “encefalogramas”, “potenciales evocados auditivos”, “electromiogramas”, pinchaban su carita, pinchaban su ojito para ver como reaccionaba el nervio… y también un psiquiatra porque tenía pequeñas convulsiones…
Entonces diagnosticaron que, además de todo lo que mi bebe tenía en su carita y en su cerebro, se había producido una parálisis de su bracito y pierna izquierda…
A raíz de esto, a los 6 meses comenzamos con fisioterapia, kinesiología, y además fuimos a una orto pediatra, que me enseño como estimularla para que ella pudiera moverse, pudiera gatear… es decir todo lo que un bebe hace de manera natural, Evelin tenía que aprender…
Pero gracias a dios las cosas se equilibraron, porque ella era (y es) muy inteligente, y esa inteligencia la ayudo lo que otros bebes hacían.
El neurólogo de niños, después de varios estudios, concluyó que la condición de Evelin se debía a la injuria por frío (mencionada al comienzo del relato). Al haberla puesto debajo de una estufa, el choque térmico lesionó el nervio trigémino (nervio que sale del oído y va hacia los ojos, a la boca y a la zona de la pera).
No esperábamos que caminara tan rápido … pero al año caminó.
Después evaluamos la posibilidad de realizar neurocirugía al nervio… Pero se determinó que esa cirugía no era viable porque la nena comía bien, hablaba bien, no se ahogaba, no babeaba.
Las secuelas fueron el ojito que no cerraba y su carita deformada…
Estuvimos así 4 años…. La obra social nos cubrió todo…
Cuando Evelin tuvo 8 o 9 añitos internaron a mi otra hija, que debió ser intervenida y el médico que lo hace había tratado anteriormente a Evelin. Él era especialista maxilofacial, nosotros desconociamos esa especialidad.
Solicitamos un turno y la llevamos a una consulta.
Había que realizar una cirugía reparadora, que consistía en abrir la cabeza de lado a lado…y de ahí en adelante hacer un colgajo para levantar el labio.
La raparon. Y el corte que le hicieron fue como una vincha de oreja a oreja pasando a unos centímetros de la frente.
Aun hoy se nota la cicatriz de ese procedimiento…
Esa fue la primer cirugía que le hicieron, estuvo 1 semana internada. y gracias a Dios todo salió bien.
Dos años después, cuando Evelin estaba por entrar al secundario uno de esos colgajos se osifico… entonces hubo que hacer una segunda cirugía…
Y si bien quedaron secuelas secundarias, ella no tuvo mayores complicaciones.
Gracias a dios, luego de la mala experiencia durante su parto, nos tocaron una serie de médicos excelentes, que nos ayudaron muchísimo, la kinesióloga, el neurólogo, el cardiólogo el psiquiatra, la misma pediatra (que aun hoy la vé y no puede creer que este viva).
Los consejos que recibí durante todos esos años, fueron de tratarla como a una niña normal…
Evelin desarrollo un carácter muy especial, siempre fue muy segura de sí misma.
Cuando empezó el jardín yo tenia mucho miedo de que se burlaran de ella. Sin embargo no fue así, sino que sucedió todo lo contrario… siempre fue la mejor compañera, la mejor amiga… y aún hoy sigue cultivando esos hermosos valores.
Con el tiempo conoció a un chico con quien formo una hermosa familia, el nunca vio su problema, la ama así…
Evelin se casó, feliz y enamorada.
Sin embargo… la historia de Evelin no termina acá…
Un año y medio después, quedo embarazada. El embarazo de Evelin no fue del todo agradable…
Su embarazo fue bastante complicado, con desprendimiento de placenta, y perdidas, y si bien no perdió a su bebe tuvo que cuidarse muchísimo.
Evelin nunca fue una chica depresiva, al contrario, siempre estuvo alegre y motivada…su percepción de la vida era distinta a la de los demás…
Pero durante el embarazo eso cambio…comenzó a llorar por todo, estaba siempre deprimida, tenía muchos miedos… tenía pánico a estar sola.
Cada vez que esposo salía a trabajar, ella se quedaba las 8 horas llorando… y no entendía que era lo que pasaba.
Para mitigar eso, comenzamos a traerla a casa…y apenas se hacía de noche quería volver con su esposo, estaba todo el tiempo alterada.
Algo no estaba bien, por lo que decidió ir a una psicóloga.
Tras algunas sesiones, la psicóloga reveló que Evelin sentía pánico de que a ella le pasara lo que me había pasado a mi cuando ella nació.
Evelin tenia temor de que a su hija le pasara algo…que su bebe naciera con algún problema, o quizás con una parálisis facial…
Lo raro es que todos le preguntábamos si ella tenía miedo de que le pasara algo así en el parto, y ella siempre respondió que no… sin embargo, en su inconsciente, ese trauma vivido cuando nació estaba latente.
El día del nacimiento de Helena, hija de Evelin, la partera no respeto el tiempo de preparación que le había dado el obstetra.
El había dejado instrucciones claras de que debían controlar las contracciones y la dilatación… y si en el lapso de 3 horas Helena no había nacido, debían avisarle para que el decidiera que hacer.
Evelin estuvo en trabajo de parto por 10 horas, con contracciones y sin dilatación.
Muy dolorida y cansada… no estaba apta para continuar con el trabajo de parto para tener un parto natural, por lo cuál el medico le practicó una cesárea…
Hoy tanto Evelin como Helena, se encuentran ambas en perfecto estado de salud.
Raquel, mamá de Evelin y abuela de Helena