Gonza, el mayor de mis hijos, debía ser sometido a una cirugía ambulatoria. No era para nada urgente, ya que se trataba de algo muy sencillo. Se le iba a practicar una varicocelectomía, que es una intervención menor para prevenir que no tuviera problemas de fertilidad a futuro…futuro que jamás llegaría.
Era un chico sano, lleno de energía… Y lleno de proyectos… proyectos que quedaron truncos.
La noche anterior a la cirugía Gonzalo había soñado que no iba a despertarse de la operación, y en su cuenta de Facebook, escribió: “¿Será que los sueños se vuelven realidad?” con una cruz negra al lado de la frase.
Ese jueves 18 de febrero del 2016 ya había empezado mal… mientras nos dirigíamos a la clínica, Gonza se dio cuenta de que se había olvidado su documento de identidad…mi esposa y yo lo reprochamos, lo reté mientras lo miraba por el espejo retrovisor… sin saber que serían esas las últimas imágenes de esos ojos color cielo y de esos rulos rebeldes…
Hasta el día de hoy me reprocho el haber convencido a la clínica a realizar la cirugía mientras yo hacía traer el DNI en un remis…lo hice pensando en no perder el turno y tener que reprogramar la operación…Gonza me decía…“Dejá pa, ya fue, volvamos otro día“. Ojalá lo hubiera escuchado…
Nosotros insistimos, él no quería operarse, sin embargo y a disgusto se puso la bata, la cofia, y se subió a la camilla… su mamá, para distenderlo, le sacó una foto vestido así, y él nos miró con cara de no aprobarla… pensamos “Ya se le va a pasar“, mientras lo llevaban al quirófano…no fue su hermosa sonrisa lo último que vimos de él…
Las horas pasaban, y nosotros ya estábamos inquietos… cuando vemos venir al médico… venía muy serio, con la mirada baja… esquivo…
No puedo recordar las palabras exactas, solo sé que todo se oscureció, no quería creer lo que el medico nos decía, la desesperación, ¿Cómo?, Gonza era el chico más sano del mundo… todos los prequirúrgicos hechos, dieron perfecto… ¿Por qué? …
El mundo se de repente se me vino encima… los gritos de mi esposa…mezclados con las explicaciones balbuceantes que no nos conformaban.
Todo fue confusión… y pensé en ese momento en los abuelos que se habían quedado al cuidado de los hermanos más chicos de Gonza: ¿cómo decirles que uno de sus nietos, su razón de existir, ya no estaba?
El dolor es indescriptible, interminable…un hueco en el pecho en el que no hay nada más que dolor…
Mi esposa estuvo cinco horas aferrada al cuerpo de Gonzalo, sumida en un llanto desgarrador.
El cirujano nos dijo que no entendía que había pasado, y ordenó la autopsia. Se iba a realizar el viernes 19 de febrero, al día siguiente, y era necesario trasladar el cuerpo y la historia clínica de Gonzalo a la morgue de Pilar.
No se pudo realizar la autopsia porque el oficial de la comisaría de Vicente López que trasladó el cuerpo se olvidó de llevar la historia clínica.
¡No lo podía creer! De demorarse la autopsia hasta el lunes, no iba a poder siquiera velar a mi hijo a cajón abierto…
Rogamos al médico que me permitiera ir a buscar la historia clínica nosotros mismos, me acompañaban mi papá y mi hermana, pero él tenía otras autopsias programadas y no tenía tiempo.
Sin embargo ante mi desesperación me dijo: “Mirá, yo no trabajo mañana sábado, pero si me la alcanzan, yo te prometo que vengo y hago la autopsia y voy a hacer lo imposible para dejar a tu hijo de manera tal que puedan velarlo”. Algo de humanidad en medio de tanto dolor…
Fuimos hasta la comisaría de Vicente López, ya no confiaba en nadie y dudaba que al día siguiente “olvidaran” llevar la historia clínica de nuevo.
Exaltado, explique en la comisaria lo que había ocurrido… admitieron el error asegurando que no volvería a suceder… pero yo ya desconfiaba incluso que la historia clínica estuviese allí por lo que exigí verla.
En medio de mi desesperación, cuando vi que la traían, se la quite al oficial y salí corriendo… me encerré en mi auto, los policías me corrían y pedían calma, mi familia estaba angustiada…
No podía estar calmado, había perdido a mi hijo y por un error de ellos, la posibilidad de tener que prolongar la agonía, aumentaba.
La entregue porque me explicaron que si la historia clínica no iba acompañada de un oficial de la policía carecía de valor.
Y después…el velorio… uno nunca imagina verse en la situación de elegir el cajón de un hijo…
A las pocas horas y por respeto a Gonza, que tenía su carita un poco hinchada, decidimos cerrar el cajón… ya nadie reconocía a nuestro hermoso hijo en ese cajón…
Con el pasar de los días fueron aflorando varios interrogantes y sentimos una necesidad tremenda de respuestas.
Solicite un turno en el consultorio particular del cirujano. Mi esposa no me pudo acompañar, fue mi hermana conmigo, pero grabo todas las preguntas y las envió a mi teléfono.
Al anunciar mi apellido, el medico nos reconoció inmediatamente.
Accedió a atendernos y a escuchar las preguntas que tenía en el teléfono…fue respondiendo una a una en un tono muy profesional…hasta que en un momento se quebró…
“Bueno, te lo tengo que decir, si querés venir por mí, vení…porque estoy seguro del trabajo que hice, pero si a mí no me cuidan el paciente… Y te lo digo porque en 30 años es la primera vez que se me va un paciente. Yo, mi trabajo lo hice perfecto. Había terminado de operar, mientras me estaba lavando las manos empiezo a escuchar “¡Dopamina! ¡Adrenalina!” y me vienen a buscar para que haga maniobras de resucitación”. Yo tenía dos operaciones más para ese día, las cancelé porque no pude seguir después de lo sucedido, es más, no pude volver a entrar a esa clínica. ¿Te acordás que tuvimos que obligarlo a venir al anestesista para darte la noticia? ¿Te acordás que no quería venir? Es más, el propio director de la clínica me vino a bardear porque yo había pedido la autopsia. ¿Cómo no la voy a pedir, si yo mismo no me conformaba con el resultado?”.
Y empecé a recordar… era verdad…el anestesista no aparecía y cuando lo hizo casi ni habló. En ese momento me di cuenta: “Me lo mataron”.
Y así empecé… averiguar con uno con otro, conseguí testimonios, se evidenció la adulteración de la historia clínica…complicidades que se quebraron…
En el expediente se dejó en evidencia que la historia clínica está totalmente ilegible y pudo haber sido “rellenada” de apuro al haberse pedido la autopsia, ya que como no había más reglones se escribió en los costados. Además, a Gonzalo se le suministró anestesia como para un individuo de 90 kilos y en la misma historia clínica dice que él pesaba 80…ese fue uno de los 20 errores importantes que señaló nuestro perito–.
Los tiempos en la argentina son lentísimos. La autopsia toxicológica de Gonzalo demoro veintidós meses, casi 2 años…
Y es un resultado importante, ya que más allá de lo que me hubiese dicho el cirujano, en el cuerpo de Gonzalo no había restos de ninguno de los fármacos que se utilizan para resucitar luego de un paro cardíaco. Además solo presentaba marcas de dos shocks eléctricos pero no de compresión manual. ¿No le administraron fármacos? ¿No trataron de reanimarlo manualmente? Quedo en evidencia que todo lo que la clínica había afirmado en su momento realmente NO se había hecho.
Paso el tiempo… y fuimos elaborando nuestra propia hipótesis de lo que pudo haber ocurrido ese día… quizás se confiaron demasiado, era una intervención muy sencilla, de esas que nunca fallan…lo que les permitió a todos relajarse… sospechamos que nadie se quedó junto a él hasta que se despertara… que Gonzalo hizo una bradicardia (una alteración del ritmo al que late el corazón, donde desciende la frecuencia cardíaca a 60 latidos por minuto) y nadie estuvo ahí para darse cuenta… cuando se dieron cuenta… ya era tarde.
Y entonces idearon todo esa mentira, simularon tratar de reanimarlo…creyendo quizás que nos íbamos a resignar y a ¿aceptar que la muerte de Gonzalo había sido una fatalidad? ¿Pensaron quizás que no íbamos a indagar, cuestionar o investigar?…
Sabemos que el camino es largo y que va a estar lleno de golpes bajos, tanto por parte de la clínica como de los profesionales que estaban allí ese día…quienes pretenden mostrarse inocentes y no negligentes, torpes e incompetentes.
No quiero dar nombres hasta que no haya definición en la causa, porque no es mi intención destruir carreras hasta que no se sepa si son culpables.
Pero si pido, que la causa de mi hijo: “ARIAS, Gonzalo Nehuén s/ averiguación muerte” (Causa N – PP-14-06-000687/16/00- Fiscalía de Vicente López) no muera en los pasillos de una burocracia sin fin del sistema judicial de nuestro país.
Gonzalo, sus hermanos, nosotros, toda su familia y amigos merecemos que se investigue y se llegue hasta las últimas consecuencias,…pero ¡ahora!, y no que la resolución tarde años.
Murió mi hijo. Hoy somos una familia destruida. Solo pido que se sepa qué pasó, que haya condenas si hay responsables.
Hernán Arias, papá de Gonzalo.
Fuerza a la familia! A mi abuela la mato un anestesista que no se dio cuenta que la anestesia q utilizo no era compatible le c la pastilla para el corazón q tomaba, mi abuela hizo un paro y quedó en coma, 4 años, mi familia tuvo q decidir si hacer juicio o dedicarse de lleno a cuidarla en ese estado! Obviamente elijio la segunda! Y por eso ese sin vergüenza no pago lo q hizo! Aún así todos te dicen que es muy difícil q lo q pasa adentro de un quirófano o una terapia queda ahí! Ningunos de ellos ni enfermeros, ni médicos, ni instrumentistas hablan si hay un error! Fuerza no aflojen que esto no quede impune!
HOLA, Hernán Arias! 1º mi solidaridad personal, ¿tiene defensor en esa causa penal?.-
Lamentablemente llegar a las ultimas consecuencias lleva tiempo.-
alonso_lawyer@yahoo.com
Quedo a su disposición: https://www.linkedin.com/pub/carlos-alberto-alonso/b/95/89b
Saluda a Ud.-
Atte., Dr. Carlos Alberto Alonso, Av. Corrientes 2.565, piso 11, of. 2, Cap. Fed., tel. 4981-6483.-
HOLA, Hernán Arias! ¿Soluciono su tema?.-
alonso_lawyer@yahoo.com
Quedo a su disposición: https://www.linkedin.com/pub/carlos-alberto-alonso/b/95/89b
Saluda a Ud.-
Atte., Dr. Carlos Alberto Alonso, Av. Corrientes 2.565, piso 11, of. 2, Cap. Fed., tel. 4981-6483.-