Médicos que hacen la diferencia
Hay una marcada diferencia entre la atención de un médico de pueblo y un médico de ciudad. Hace algunos años, esa diferencia era mucho más notoria. El “doctor” en los pueblos era visto como una eminencia, su palabra era muy valorada. ¿Por qué? Porque el título de “doctor” solía representar algo más … simbolizaba un ser noble, respetado y admirado.
Era el que se acercaba a la casa del paciente si este no podía concurrir al hospital o clínica, el que compartía un mate después del diagnóstico y el que en ocasiones no cobraba porque entendía las necesidades económicas y emocionales de esta persona. El que con una sonrisa decía: -Decime que te pasa, como si se tratara de otro integrante más de la familia. Conocía su historia, comprendía sus necesidades y principalmente, se tomaba el tiempo necesario para escucharlo.
¿Dónde quedaron estos médicos?
Con el tiempo y el avance de la ciencia, “los médicos de pueblo” advirtieron la carencia de recursos para afrontar la cuantiosa demanda de pacientes con afecciones más sofisticadas. Derivándolos a otras instituciones lejanas con posibilidades económicas superiores, capaces de costear aparatos onerosos.
Establecimientos de buena estética visual pero carentes de calor humano, de respaldo y de protección.
Faltos, por sobre todas las cosas, de tiempo para dedicarle al paciente.
Nosotros los pacientes debemos disponer de serenidad suficiente para soportar una demora casi interminable y una rapidez brutal para explicar las dolencias que nos aquejas en escasísimos minutos. El desamparo y desapego es un sentimiento común entre los individuos que requerimos atención médica en la actualidad.
Para tratar a una persona tiene que haber sentimiento.
Lamentablemente, en la facultad se enseña a extraer toda clase de sensación o sensibilidad en los procesos involucrados en la relación con el prójimo.
Hoy el médico valora más a su equipo de trabajo, a la relación con sus pares que a la persona que está en la camilla. Los doctores se convirtieron en estadistas pero no de datos referentes a la salud, sino de información relacionada a la cantidad de personas que debe atender para que le sea económicamente redituable.
Evidentemente la medicina dejó de ser humanista y universal, para transformarse en algo acotado y superficial.
¿Es posible que con los avances en ámbito de la salud, hayamos retrocedido en el ámbito humano?
Conclusiones finales acerca de las personas que ejercen la Medicina
Los médicos de pueblo mencionados en este artículo también existieron en la ciudad, pero tristemente los fuimos perdiendo a un ritmo vertiginoso con el avance del tiempo.
Antes el medico sabía y tenía claro qué tipo de medico quería ser. Porque la profesión era sinónimo de algo noble, solemne y respetado.
Estos poseían ciertas características que carecen en la actualidad
- El profesional de la salud sentía a la medicina como su vocación, su pasión, y no distinguía la atención de un paciente por institución, obra social o clase económica.
- “Doctor” era algo más que alguien que te da un diagnóstico en tiempo record, despachando a los 5 minutos a cualquiera que haya osado traspasar la puerta de su consultorio.
- Era quién miraba a los ojos en lugar de observar un celular.
- La mano de un médico de antes, era la mano cálida de un amigo.
Yo tuve el placer de conocer a un “Médico” con estos valores en mi infancia, y de quién mantengo los mejores recuerdos.
En honor al Dr. Nahmod