Mi madre tenía una cirugía programada por un quiste, y/o tumor, en un ovario… que era imposible determinar si era maligno o benigno hasta que fuera extirpado.
El cirujano que iba a realizar la intervención, si bien era de mi ciudad vivía en otra, venía una vez por semana, realizaba las cirugías que tenía programadas, y retornaba a su lugar dejando a otro médico a cargo…
La cirugía se realizó tal cual estaba prevista… y todo “salió bien”, la operación había sido todo un éxito… se envió el material a analizar, y realizar la biopsia correspondiente.
Pero algo no estaba bien… pasaron un par de días y ella no se recuperaba… cuando preguntaba o les decía que notaba que ella estaba mal, la respuesta era “es normal”…
Pero la verdad es que ella estaba demorando mucho en recuperarse, sentía dolores, que se fueron agudizando con el pasar de los días.
Una mañana, como a las 6, ella estaba muy muy dolorida, comenzó a vomitar material fecal… sí materia fecal.
Desesperada llamé a la enfermera, llamé también a uno de los médicos que se encontraba en el lugar – que era quien había quedado a cargo de monitorear a mi madre –.
Lo único que hicieron fue colocarle una sonda y trasladarla a la sala de terapia intermedia… no hubo otro estudio, ni análisis… la dejaron en esa sala, sola… a la buena de Dios.
Si bien estaba “monitoreada”… seguía muy mal.
Se tardaron demasiado en hacerle la ecografía, se tardaron demasiado… siempre amparándose en el mismo discurso “su madre tiene de base el problema oncológico y esa situación empeora todo el cuadro…”…
Más tarde ese día apareció otro médico, que si ordeno – al fin – la ecografía y decidió volver a operarla…
Es decir, el medico que estaba a cargo de mi madre estaba preocupado más por pasear ese día que por atenderla, porque lo que debía haber hecho era ordenar una ecografía y operarla apenas yo di aviso, sin embargo tuvo que aparecer otro para realizar dicha intervención…
La volvieron a operar a las 9 de la noche…
Ella estuvo todo ese día desde las 6 de la mañana hasta las 9 de la noche en ese estado, y se perdieron horas valiosas…muchas horas desde el momento en el que avisé desesperada que era lo que estaba ocurriendo.
Mi madre fue intervenida 2 veces en una semana.
Ella resistió la segunda operación y debieron realizarle un ano contranatura. Pero era ya muy tarde… porque la infección se había expandido durante esas largas horas de abandono y desidia…
Falleció esa madrugada de 2012 debido a una sepsis generalizada.
Mil cosas comenzaron a dar vueltas en mi cabeza, algo había pasado. Decidí buscar la historia clínica. Nadie se hizo cargo de lo sucedido, incluso se rieron en mi cara.
Días más tarde fui a retirar el análisis del patólogo. Tenía además la necesidad de saber si mi madre tenía o no ese cáncer que ellos ponían como escudo.
Sin embargo, el resultado del análisis fue contundente: no había tejido maligno.
Mi madre siempre estuvo lúcida durante su internación, se dio cuenta de todo lo que sucedía hasta el último momento. Cuando la llevaban al quirófano, por segunda vez, me suplicó que no quería que le hicieran nada más…
Yo sabía que ella estaba mal, y acepté que la operaran nuevamente porque tenía la esperanza de que todo saliera bien… ese sentimiento de desesperación y la necesidad de que salven a un ser querido puede más… y me culpé mucho tiempo por eso…por no respetar su decisión.
Nunca judicialice, y no seguí mas con el tema porque no quise exhumar el cuerpo de mi madre, no quise que toquen nuevamente su cuerpo…, fue y es doloroso todavía.
Quizás parezca cobarde, pero lo único que hice fue respetar el deseo de mi madre al no querer que toquen su cuerpo, sin embargo apoyo acompaño a gente que pasó por lo mismo…porque yo lo viví en carne propia…no me lo conto nadie…y es muy feo.
M.M, Entre Ríos.