Quiero contar lo que le sucedió a marido, Mario. Era fumador, además sufría de obesidad. Sufría de dolor de piernas y se cansaba mucho al caminar…le resultaba difícil respirar.
Se hacía controles periódicamente, y si bien los estudios cardiológicos daban bien, las radiografías de pulmón no… debido a que era fumador crónico.
Era remisero y juntos llevábamos todos los días a nuestros nietos a la escuela. El siempre fue muy trabajador, esforzándose por salir adelante y dando todo de si… pero tres atados por día lo deterioraban cada vez más.
Sé que su salud era una bomba de tiempo.
La noche anterior a su fallecimiento fue al club. Se sentía muy bien y estaba contento.
Ese día despertó antes que yo. No me hablaba. Yo lo notaba raro. Y vi que expectoraba flemas con unos hilos de sangre. Pensamos que estaba atravesando una angina o algo parecido.
Como a las seis de la mañana se fue a la remisería. Lo llame por teléfono para ver cómo estaba, como había llegado y me respondió que no se estaba sintiendo bien, que había decidido volver a casa.
Llegó dolorido, sin poder hablar. No respiraba bien. Estaba asustado. Se quedó inmovil en un rincón de la casa.
Eran las seis y media cuando llame al Pami.
Me hicieron infinidad de preguntas… desesperada les pedí que se apuraran porque mi marido se estaba poniendo morado.
Apenas corté, llamé a mi hijo. Vino rápido, y quiso trasladarlo él con su auto. Pero a Mario le faltaba el aire y no se podía mover. Lo intentamos varias veces, pero nos fue imposible. Tampoco se podía sentar.
Llamé a mi hija para que nos ayudara.
Mientras tanto, de Pami ni noticias.
Llamamos a servicios de ambulancias privadas, llamamos al 911, llamamos a hospitales… nada.
Le pedí por favor a mi esposo que se sentara, porque parecía que estaba a punto de caerse…
Ccerca de las 8.30 de la mañana llegó la ambulancia del Pami.
Entró una doctora, despeinada, con aspecto de recién levantada, sin maletín… venía caminando despacio… mi hija le pidió a los gritos que se apurara…
Apenas vió a mi marido dijo “¡PERO ESTE HOMBRE SE ESTA MURIENDO!”
Mis nietos de 2 y 4 años estaban ahí presentes…
Desesperada le pedí que le diera oxígeno. Ella dijo que no había en la ambulancia, que lo iban a trasladar. Llamó al camillero…mi marido no se quería acostar…hizo señales de que podia caminar.
En la ambulancia coloco su cabeza de costado… y falleció.
Hicimos dos cuadras más… y la ambulancia chocó. Mi marido cayó sobre mí.
En el alboroto escuché el ruido del tubo de oxígeno. Había uno!… sin embargo, ellos dijeron lo contrario.
Me pidieron que bajara de la ambulancia…
Comenzaron a practicarle maniobras de resucitación… mientras ocurría todo esto llegó otra ambulancia… que estuvo en el lugar en cuestión de minutos, la ambulancia que nosotros solicitamos había demorado casi 2 horas y media.
Mario tenía 64 años. Murió esa mañana de julio de 2013, hacía mucho frio,
Pami argumentó que las ambulancias privadas también demoran, como si fuera una especie de excusa.
Incluso trataron de desubicada a mi hija por estar con una crisis nerviosa.
Mi hijo, entro en shock y ese trauma que le quedo por años. Le provocó una enfermedad inmunológica.
Yo sigo con contención psiquiátrica…
La doctora del Pami, Monica Pozzuto, le quitó la posibilidad de vivir a un ser humano … soy consciente del estado de salud que tenía mi marido. Pero quizás, solo quizás…si hubiese sido atendido a tiempo, con los instrumentos necesarios… el resultado hubiese sido otro.
Por lo menos hubiera tenido la oportunidad de luchar por su vida…
QEPD
Norma Rodríguez. Buenos Aires