Siempre fui una persona sana, nunca tuve problemas de salud… tenia 3 hijos, Juan Cruz y Franco – mellizos – y Chiara… Santino venía en camino. Me controlé durante todo el embarazo en el Hospital Durand y nunca tuve un ningún problema, todo estaba perfecto.
Como todo estaba en orden habíamos pactado una cesárea programada. Y como no queríamos tener más hijos, habíamos decidido que me iba a realizar la ligadura de trompas.
Santino nació el 9 de mayo de 2007, en perfecto estado y la cesárea salió “bien”.
Después de la cesárea concurrí a todos los controles… en el primero como tenia flujo, me recetaron unos óvulos y me mandaron a casa…
En el segundo control, notaron unos bultitos debajo de las axilas y me dijeron que eso era una mastitis… me recetaron unos antibióticos y me mandaron a casa.
Habían pasado alrededor de 28 días y yo ya había terminado los antibióticos cuando comencé a sentir dolor abdominal..
Fuimos de nuevo al hospital Durand, donde espere 4 horas en la guardia. Después de revisarme, y hacerme una radiografía, descubrieron algo por lo que decidieron hacer una cirugía exploratoria.
Esa fue la última vez que usé mi mano, para firmar el “consentimiento” de una cirugía que encontraría la causa de lo que tenía.
Tenía mas de 40 grados de fiebre y me encontraba ya inconsciente cuando me llevaron a quirófano.
Salí después de 3 horas, con respirador, en coma farmacológico y con un 1% de posibilidades de vida dado que el hecho era realmente grave.
El resultado fue que estaba con una septicemia, debido a que habían dejado olvidadas (después de la cesárea) unas gasas dentro de mi útero, lo que estaba provocando una infección y debieron realizar una histerectomía.
Lejos de hacerse cargo, inmediatamente después de la cirugía tiraron el útero para que no quedaran pruebas.
Al salir de esa cirugía, el anestesista hablo con mi marido y le dijo que hiciera una denuncia ya que se ” habían mandado una macana grande conmigo“.
Estuve dos días en terapia cuando notaron que algo no estaba bien.
Resulta que durante la cirugía tuve un infarto y me suministraron adrenalina. Pero me suministraron adrenalina demás y eso estaba causando que mis dedos – de pies y manos – comenzaran a necrosarse (Muerte de las células y los tejidos de una zona determinada)…y además había comenzado a ramificarse.
Había contraído una severa infección que se había extendido a todo el cuerpo…y no me dieron ninguna esperanza, al contrario, le dijeron a mi familia que no había nada que hacer, que mis extremidades estaban muy afectadas, necrosadas, que tenía una septicemia y el único órgano que aún me funcionaba era el corazón.
Luis, mi marido, mi compañero desde hace más de 20 años, no se resignó y consultó con otros especialistas.
Una médica dijo que “quizás“… si me amputaban las piernas y los brazos – que estaban muy infectados – podría sobrevivir.
Luis se peleó con medio hospital hasta que consiguió que accedieran a hacerlo…y gracias a eso, estoy viva.
Desperté un 9 de Julio de 2007 (el día que nevó en Buenos Aires) justo al mes de la cirugía exploratoria y me encontré con que mi vida había cambiado por completo: no tenía brazos, no tenía piernas y además me habían hecho una traqueotomía.
No entendía nada de lo que me había pasado. Lo último que recordaba era haber firmado el consentimiento para ir a una cirugía exploratoria, ¡no a la guerra!
Al principio fue terrible, no lo podía creer. El impacto fue tremendo. Pero pensé en mis hijos y me dije “tengo que salir adelante porque ellos me necesitan”.
Junto a mi marido decidimos iniciar juicio, pero al principio hicieron de todo para tratar de probar que los culpables de toda esta situación éramos nosotros, tanto Luis como yo tuvimos que escuchar barbaridades de boca de médicos y psicólogos.
Una de las principales irregularidades fue que descartaron el útero, sin eso no había nada para que realizaran las pericias…
Las dificultades laborales y de llevar adelante una familia con un bebe recién nacido y mi situación hicieron que mi marido no pueda salir a trabajar, fueron años muy difíciles, presentamos un amparo y el gobierno de la ciudad accedió a hacerse cargo de un alquiler y de poner gente que nos ayude.
Y el juicio lo iniciamos por varias razones, pero principalmente para que esto salga a la luz y a los médicos les den un castigo.
Logré que les dieran una probation (se suspendió el trámite del proceso para que los médicos acusados realicen cursos sobre infectología…posiblemente, una vez cumplido y transcurrido el plazo de suspensión, queden absueltos).
Gané el juicio civil al gobierno de la ciudad. El juicio en si llevó 11 años en total (2 años me representaron otros abogados y cuando cambie fue como empezar de cero). Muchas veces sentí que se burlaban de mí, ofreciendo arreglos económicos que a mí no me arreglaban nada.
Tuve que pelear contra la burocracia de todas las organizaciones que se suponen están para ayudar a los pacientes, ya sea para lograr una prótesis o la extensión de un certificado de discapacidad.
El camino no fue fácil, pero siempre pensé, no me pueden quitar nada más…y seguí adelante.
Siempre fui muy positiva y me gusto ayudar a las personas, y eso ayudó mucho. Hoy quiero comenzar el curso de Coaching de vida. La gente tiene que saber que se puede salir adelante, que hay mucho por hacer, y decir, hay mucho camino por recorrer y por sobre todas las cosas que todos aquellos que están atravesando una situación similar sepan ¡que no están solos!
Perla Pescarelli
En una charla con Perla, ella me dijo que nunca mas tuvo contacto con el anestesista que habló con su marido después de la cirugía donde terminaron extirpándole el útero… y siempre dijo que le gustaría verlo, para agradecerle… agradecer haber ido con la verdad ante semejante hecho.
Perla es un ejemplo de vida, de superación, de fuerza y motivación… ¡Gracias por compartir tu historia con nosotros!