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Secuelas psicológicas de la Mala Praxis Médica

Impacto psicologico Mala Praxis
Impacto psicologico Mala Praxis
La victima de mala praxis se encuentra en la mayoría de los casos medicado, angustiado, deprimido, reviviendo cada día, los resabios de la negligencia médica, y conviviendo con una realidad que no eligió, la que muchas veces surge al mirarse al espejo.

El médico demandado, la clínica o la compañía de seguros suele desestimar el impacto psicológico que los pacientes sufren, priorizando lo que se ve (ejemplos; la ceguera, la renguera, la cicatriz), sin embargo, lo que no se ve, en algunos casos es peor que lo que le dio origen.

Consecuencias psicológicas: El aspecto olvidado de la negligencia médica

Las secuelas físicas suelen ser el factor más evidente de la negligencia médica pero no es el único y, en algunos casos, ni siquiera el más importante. De hecho, las consecuencias psicológicas que provoca una negligencia médica no se deben desdeñar ya que, aunque no sean visibles, el sufrimiento que provocan puede afectar a la persona durante años, limitando seriamente su calidad de vida.
 
– Ansiedad e inquietud: tener que lidiar con un problema de salud ya provoca de por sí una buena dosis de ansiedad y desasosiego, ser víctima de una negligencia médica no hace sino agudizar aún más este estado. Desgraciadamente, la ansiedad no es el mejor aliciente para la salud sino que acentúa los síntomas de numerosas patologías o incluso puede desencadenar alguna enfermedad funcional.
– Desconfianza: la relación médico-paciente se basa en la confianza, una condición fundamental para que se produzca adherencia terapéutica, la cual desempeña un rol protagónico en la sanación. En otras palabras, si la persona confía en el criterio del médico, es más probable que siga el tratamiento al pie de la letra y que sane más rápido. Obviamente, cuando se produce una negligencia médica, la desconfianza sienta casa, y no solo con el médico o el centro implicado sino que a veces se extiende a todo el sistema de sanidad, lo cual, a la larga, repercute negativamente en la salud de la persona.
– Ira y resentimiento: es usual que la persona que haya sido víctima de una negligencia médica se sienta enfadada y no comprenda por qué le ha tenido qué ocurrir justamente a ella. Culpar al médico o al hospital es una reacción normal pero si no se sobrepasa esta etapa sino que se queda atascada en un círculo de resentimiento, este suele generar profundas repercusiones en el ámbito psicológico. De hecho, el resentimiento es uno de los sentimientos más tóxicos que existen porque no solo genera más ira y hostilidad sino que puede afectar directamente la salud física.
– Sensación de abandono e indefensión: a menudo la persona que es víctima de la negligencia médica se siente abandonada a su suerte, experimenta un profundo sentimiento de indefensión, sobre todo una vez que comienza el proceso de reclamación de daños ya que no es sencillo enfrentarse al sistema. Sin embargo, el sentimiento de indefensión conduce directamente a la desesperanza y la depresión, dos estados que no solo afectan profundamente la calidad de vida sino que también pueden desencadenar o agudizar otras enfermedades.

¿Quiénes pueden ayudarte en caso de negligencia médica?

Existen dos profesionales que son esenciales para los damnificados: el psicólogo y el abogado.
Un psicólogo les ayudará a paliar los problemas que suelen surgir en el plano emocional, como la ansiedad, la depresión y la irritabilidad. En el caso del paciente, la terapia estará más enfocada en dejar ir el resentimiento y la ira, focalizándose en su bienestar emocional.
Los abogados también desempeñan un papel importante en el proceso ya que no solo son un representante legal que puede velar por tus derechos sino que se convierten en un apoyo cuando parece que el mundo entero te da la espalda o que estás luchando contra molinos de viento. De hecho, contar con un buen estudio de abogados especializado en negligencias médicas [1] es fundamental para enfrentar un proceso de demanda, no solo para alcanzar tus objetivos sino para no sufrir nuevos daños psicológicos a lo largo del proceso.

Daño psicológico en el ámbito Júridico

La Dra. Zavala de González define al daño psicológico como “una perturbación patológica de la personalidad, que altera el equilibrio básico o agrava algún desequilibrio precedente del damnificado. Se entiende que comprende tanto las enfermedades mentales como los desequilibrios pasajeros, pero sea como situación estable o bien accidental y transitoria, implica en todo caso una faceta morbosa, que perturba la normalidad del sujeto y trasciende en su vida individual y de relación”.

“el daño psicológico consiste -en cuanto lesión- en una alteración, modificación, perturbación o menoscabo, de carácter patológico, del equilibrio mental del sujeto, generalmente permanente y de diversa gravedad y magnitud, generando por consiguiente una alteración de la personalidad del sujeto, en su manera de proyectarse en la sociedad”.

También se señaló que “el daño psíquico es la modificación o alteración de la personalidad que se expresa a través de síntomas, inhibiciones, depresiones, bloqueos, etcétera, y cuya forma más acabada de acreditación es el informe psicopatológico”

“Comprende tanto las enfermedades mentales como los desequilibrios pasajeros, sea como situación estable o bien accidental y transitoria que implica en todo caso una faceta morbosa, que perturba la normalidad del sujeto y trasciende su vida individual y de relación”
No obstante las distintas derivaciones que pueda presentar el daño psicológico debe destacarse que su existencia no puede quedar condicionada por la simple circunstancia de que produzca o no secuelas físicas o consecuencias económicas, sino que debe tenerse muy presente que el mismo queda en el inconsciente del individuo afectado y los mecanismos que éste puede desarrollar para internalizarlo son variados pudiendo, incluso, evidenciar una mayor actividad laboral o en otros ámbitos de su vida para ocultarla. Es decir, debe evaluarse la procedencia del daño psicológico, independientemente de la postura que se adopte frente a su autonomía, por más que la victima no presente ninguna incapacidad física o detrimento económico en el orden laboral.

Aspectos Legales: Secuelas psicológicas en Mala Praxis médica

 Frente a un daño psicológico sólo resultará procedente la concesión de una reparación por equivalente o indemnización monetaria, es decir, dicho daño será resarcido mediante el pago de una suma de dinero. Dicha suma de dinero tiende a compensar la diferencia que existe en el patrimonio del sujeto damnificado luego del acaecimiento del hecho generador del daño, esto es, debe merituarse la diferencia entre la situación de la víctima con anterioridad al hecho y la realidad existente en su patrimonio al momento en que el juzgador dicte sentencia: esto puede traducirse, en los términos vertidos por la Dra. Julia Elena Gandolla, en una resta sustantiva, la situación personal que presentaba la víctima antes del acto lesivo menos esa circunstancia al momento actual del dictado de la sentencia, lo que debería arrojar como resultado el resarcimiento a otorgarse al damnificado.

Encuadrar el Daño psicológico sufrido

El perito llamado a intervenir a los efectos de la determinación de la existencia y magnitud de ese daño, interesará el nivel de tolerancia que presente el sujeto para elaborar en su inconciente la situación traumática vivida, es decir, si puede hacerlo por sus propios medios o será necesaria la ayuda de un profesional; ello se debe a la circunstancia de que frente a experiencias traumáticas cada sujeto reaccionara conforme la organización de personalidad de que se encuentre dotado.

Si el sujeto no puede elaborar el acontecimiento traumático vivido por sus propios medios entonces resultara clara la existencia de un daño psicológico atento a que el mismo requerirá un tratamiento a los efectos de paliar las consecuencias negativas que el evento provocó en su psiquis.

Conclusiones

“El daño psicológico debe resarcirse en la medida que se traduzca en una disminución de las aptitudes para el trabajo y al vida de relación, o incluso cuando, quedando incólumes las posibilidades laborales, produzca consecuencias en la vida interior del sujeto revistiendo connotaciones de índole patológica. Ello se verifica en una persona que presente, luego de producido el hecho, una disfunción, un disturbio de carácter psíquico permanente que implique una modificación definitiva en la personalidad que la diferenciaba de las demás personas antes del hecho, una patología psíquica originada en éste que permita que se le reconozca como un efectivo daño a la integridad corporal y no simplemente una sintomatología que sólo aparezca como una modificación disvaliosa del espíritu, de los sentimientos, que lo haría encuadrable tan sólo dentro del daño moral” (“Caballero, Luis Aníbal y otros vs. Vázquez, Isidoro y otros s/ daños y perjuicios”, CNCiv., salaL, 01/06/2005, webrubinzal_jupri:254.3.4.r108).

[1] Malapraxisweb.com pone a disposición de los usuarios a los mejores profesionales especializados en mala praxis médica. Permitiendo a los damnificados realizar consultas gratuitas y personalizadas de su afección en particular.
Fuentes

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